por Pablo Sieira
El Gobierno, el peronismo y hasta Christine Lagarde se juegan su futuro en la situación económica de la Argentina, en el Presupuesto 2019 y en el acuerdo con el FMI, mientras la Cámara de Diputados empieza a sacudir el polvo de las bancas para el debate que se viene.
El Gobierno presentará el proyecto de ley de Presupuesto para 2019 el 14 de septiembre en Diputados, donde se terminará la parálisis en la que se halla esa Cámara desde hace dos meses para dar paso al debate más difícil que le haya tocado encarar a Cambiemos desde la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia.
La coalición oficialista necesita aprobar el Presupuesto para mostrar a los acreedores (y especialmente al FMI) que su plan económico de reducción del déficit vía ajuste en las cuentas públicas es viable y, principalmente, que tiene garantizada la gobernabilidad.
Si fracasara en esta misión, el panorama para la administración de Macri se tornaría extremadamente difuso, por eso nadie quiere siquiera imaginar la posibilidad de que el Presupuesto se rechace. “Tiene que salir o salir”, dicen en el oficialismo.
El Gobierno necesita en primer lugar que los gobernadores del PJ acepten el acuerdo con el FMI, cuyo trazo grueso está cerrado, según dejan trascender fuentes del Ministerio de Hacienda, y en segundo lugar que los mandatarios convenzan a sus legisladores de acompañar, tarea compleja.
En el peronismo no hay uniformidad de criterios y el verticalismo ya casi no existe: hay un intenso debate entre legisladores y gobernadores que enfrentan el dilema de acompañar o endurecerse frente al Gobierno para no dar la espalda a una sociedad que siente cada vez más el peso del ajuste, con el horizonte de las elecciones de 2019.
Quienes participan de las reuniones cada vez más frecuentes que se desarrollan en el Centro Federal de Inversiones (CFI) -o “la nueva Puerta de Hierro”- señalan que esa discusión interna se complementa con otra: qué hacer con el kirchnerismo.
Los gobernadores que se inclinan por acompañar al Gobierno hasta la línea de llegada toman distancia del espacio que lidera Cristina Kirchner, mientras que los que prefieren mostrarse más duros apuestan a la unidad, aunque con menos ahínco que el puntano Alberto Rodríguez Saá.
Luego de la última cumbre de gobernadores en el CFI, el Bloque Justicialista del Senado que preside Miguel Pichetto se reunió para analizar los pasos a seguir y allí decidieron empezar a ser más receptivos hacia los sectores más afectados por la crisis.
Según contó a NA uno de los partícipes de ese cónclave, los senadores acordaron que en lugar de endurecerse comenzarán a canalizar los reclamos de esos sectores golpeados pero siendo cuidadosos de no usar todo su poder de fuego porque “el Gobierno porque está en una situación muy, muy delicada”.
Esta visión tiene que ver con que varios de esos senadores, especialmente Pichetto y Mayans (que suele ser más duro con el oficialismo) tienen muy frescos los malos recuerdos del pasado.
Por estos días, un histórico operador peronista del Senado evaluó ante NA que “a nadie le conviene que todo salga mal” y que “hasta Christine Lagarde (gerente del FMI) está jugada en esto”.
En efecto, la mujer fuerte del organismo no solo es siempre mencionada como posible candidata presidencial, sino que por estos días es tenida en cuenta para conducir nada menos que el Banco Central Europeo (BCE) cuando el actual presidente de la entidad, Mario Draghi, se retire en octubre de 2019.
“Esta mujer también se la juega, porque no hay que olvidarse que todos los directores del FMI que trataron con Argentina, después terminaron con problemas”, recordó el operador mientras evocaba los nombres la alemana Anne Krueger y el indio Anoop Singh.
Condiciones
Más allá de las posturas políticas, hay consenso entre los gobernadores peronistas en ayudar al Gobierno a que el Presupuesto 2019 se apruebe, siempre y cuando respete algunas condiciones y siga algunas sugerencias.
La más importante y conocida de esas condiciones es suspender las rebajas impositivas y volver a cobrar retenciones a las exportaciones para aumentar la recaudación, además de dejar de sostener los subsidios en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires.
Es decir, en la tranquilidad de tener sus propias cuentas en equilibrio (gracias a los acuerdos hechos en estos dos años con la Nación) los gobernadores peronistas empujan a la Casa Rosada a suavizar los recortes afectando a los distritos gobernados por Cambiemos, mientras buscan a sus propios candidatos para el año próximo.
Según fuentes parlamentarias, habrá otros pedidos que el Gobierno deberá considerar, referidos a la liquidación de divisas.
(*): Especial para NA.